“La idea de empezar a sondear la generación de energía, primero hidroeléctrica, luego eólica y solar viene porque el desarrollo industrial necesita aprovisionamiento confiable” (Juan Luis Bosch, presidente de CMI)
El brazo energético de la guatemalteca Corporación Multi Inversiones proyecta alcanzar una capacidad de generación de 1,100 megavatios a finales de 2019.
Para Juan Luis Bosch, presidente corporativo de Corporación Multi Inversiones (CMI), el mundo de la electricidad es fascinante porque en las líneas de transmisión de la energía los electrones no tienen ningún problema en obedecer la demanda de potencia que se les pide para generarla; sin embargo, el verdadero desafío es para empresas como ellos que deben ponerlos en marcha hacia el consumidor final al menor costo posible.
Pero CMI Energía, unidad de negocio de este grupo guatemalteco dedicado a la generación de energía, ha aceptado este reto y se encuentra ejecutando un amplio plan de proyectos de fuentes renovables en toda la región centroamericana.
“La idea de CMI de empezar a sondear la generación de energía, primero hidroeléctrica, luego eólica y solar viene porque el desarrollo industrial necesita de un aprovisionamiento confiable y de costos competitivos”, explica Bosch.
El grupo decidió, desde 2008, invertir fuertemente en las energías renovables en Guatemala y actualmente tienen una participación del 16% del mercado con las plantas hidroeléctricas Santa Teresa del Polochic (con capacidad de generación de 16 megavatios) y Renace (con 270 megavatios de capacidad actualmente y llegará a a 305 megavatios el próximo año cuando esté concluida la cuarta etapa).
Además, con la adquisición a finales del año pasado de los activos de Global Mesoamérica Energy sumaron casi 400 megavatios de energía eólica y solar. Adicional producen en Honduras 200 megavatios, en Nicaragua 44 megavatios y en Costa Rica 154 megavatios, siempre con energía renovable.
Como si estas ampliaciones fueran pocas, desde finales de septiembre pasado arrancó el proyecto de energía solar Bósforo, el primero de CMI en El Salvador y que será ejecutado en asocio en AER El Salvador en un período de dos años.
Constará de 10 plantas con capacidad conjunta de 100 megavatios (capaz de reducir emisiones por más de 175,000 toneladas métricas de dióxido de carbono al año) y será construido en tres fases, con una inversión total de $160 millones.
En la primera fase se invertirán $47 millones, estará ubicado en el departamento oriental de La Unión y comenzará operaciones entre marzo y julio de 2018.
El vicepresidente global de Operaciones de la Corporación AES, Evaristo Leonardi, dice que este proyecto comenzó a estudiarse hace tres años cuando se construyó el primer proyecto fotovoltaico, AES Moncagua, un proyecto piloto de 2.5 megavatios que permitió entender la dinámica y se alineaba con los planes gubernamentales de diversificar la matriz energética y sus planes de producir energías sustentables.
“El Salvador es un mercado que crece constantemente a ratios del 2% lo que muestra cierta cadencia en la economía; sin embargo, esto eventualmente puede cambiar. El crecimiento ha venido siendo suplido por generación termoeléctica dependiendo de combustibles caros. Entrar con energías renovables es bueno para la economía y es seguridad energética”, manifiesta Leonardi.
Según explica Juan Carlos Méndez, presidente ejecutivo de CMI Energía, tal ha sido el acelerado crecimiento en proyectos que de las seis unidades de negocio que tiene la corporación, Energía es la tercera operación en términos de volumen de ingresos.
Méndez espera que este año terminarán con una capacidad total de 816 megavatios y la proyección a finales del año 2019 es llegar 1,100 megavatios con lo cual se convertirán en “el líder renovable de la región”.
“A futuro seguimos viendo invertir en la región centroamericana porque la mayoría de los países quieren depender menos de la generación termoeléctrica. Queremos tener mayor capacidad instalada en todos los mercados incluyendo Panamá, el Caribe y explorar el mercado mexicano”, adelanta Méndez.
Particularmente sobre el mercado panameño, el más atractivo y el único de la región donde no tienen presencia, el ejecutivo de CMI recuerda que este viene de una crisis energética por crecimiento de la demanda más rápido que las inversiones, pero ya en los últimos cinco años han entrado varias hidroeléctricas y está en desarrollo una planta de gas natural. Méndez prevé que el gas natural servirá como transición en lo que la industria va abandonando la generación a base de hidrocarburos a pesar de que los precios internacionales del petróleo han bajado.
En CMI se ven a sí mismos como “inversiones de largo plazo” con fuentes solares y eólicas haciendo desarrollos propios y no adquisiciones de otras operaciones. Un factor que les ayudará en su visión es que se ha dejado atrás el gran obstáculo que eran los altos costos de la tecnología renovable y eso hace rentables los proyectos. Por ejemplo, hace cinco años producir un megavatio de energía solar costaba $5 millones y actualmente ronda $1 millón.
“Lo importante es bajar el costo de kilovatio, tal como el caso de éxito de Guatemala donde en los últimos cinco años se redujo un 45% mediante una matriz más eficiente”, enfatiza Bosch.
Otro aspecto que apalancará las inversiones son las alianzas, como la hecha con AES, las cuales responden a una “transformación en la manera en que se hacen negocios” bajo esquemas abiertos de asociaciones específicas.
Fósforo es el primer proyecto en asocio con CMI como socio capitalista, pero en otros mercados donde Corporación AES tiene activos y operaciones ya se han realizado.
“Trabajar con socios regionales es muy positivo puesto que podemos maximizas los beneficios del relacionamiento que estos tienen y sacar ventajas competitivas en el financiamiento o demanda”, Expresa Leonardi.
“Queremos tener mayor capacidad instalada en todos los mercados incluyendo Panamá, el Caribe y explorar el mercado mexicano” (Juan Carlos Méndez, presidente ejecutivo de CMI Energía).