La transición energética es vital para gestionar los desafíos ambientales y económicos a los que se enfrenta el mundo actual. Se trata de un proceso mediante el cual se busca aumentar el uso de fuentes de energía limpia y renovable, con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la seguridad energética.
Por esa razón, son cada más relevantes los encuentros de altura entre expertos y profesionales de diferentes campos en torno al tema de la eficiencia y diversificación de la matriz energética.
Bajo la visión de Juan Luis Bosch Gutiérrez, Presidente Chairman de CMI Capital, y promotor de la adopción de las energías renovables en la región, Corporación Multi Inversiones (CMI), ha compartido sus puntos de vista con estos expertos acerca de la transición energética en América Latina y el Caribe en un panel organizado por el Consejo de las Américas (AS/COA).
Entre los invitados estuvo presente el Director de Desarrollo, Nuevos Negocios y Comercial de CMI Energía, Sean Porter, junto con distintos representantes de gobiernos y entidades financieras.
El evento tuvo como objetivo discutir las oportunidades y desafíos en la transición energética en la región, así como las estrategias para reducir la producción de carbono y satisfacer las crecientes necesidades energéticas.
Porter destacó la labor de CMI en la implementación de proyectos de energía renovable y la importancia de la colaboración entre el sector privado y los bancos para alcanzar soluciones más sofisticadas y creativas.
“Los bancos que se unen al sector privado para realizar proyectos más creativos y sofisticados pueden llevar a Centroamérica al siguiente nivel y eliminar los grandes shocks energéticos que vemos en la región cuando se deben usar alternativas que son muy costosas para el sistema energético”, puntualizó Porter.
También se abordó el papel de los gobiernos y las comunidades locales en la promoción de políticas públicas e inversión para garantizar la seguridad energética, económica y climática.
Teniendo en cuenta que la transición energética tiene un impacto positivo adicional en la economía, ya que puede generar empleo y mejorar la competitividad de las industrias, CMI la adopta y fomenta como una estrategia clave para el desarrollo sostenible y la mitigación del cambio climático en la región.